La antropóloga Ana González Montes y la documentalista Norma Fernández visitaron el Museo de Antropologías para participar de un encuentro destinado a nutrir y dinamizar el Fondo Documental Ana Montes. El acervo, donado al Museo en 2021, reúne el material de investigación etnográfica utilizado para la realización de al menos siete documentales; y contiene hemeroteca, notas de trabajo de campo, guiones de los documentales, documentos manuscritos, fotos y libros, entre otros objetos. Este fondo documental permite numerosas interpretaciones a través de las relaciones de género que revela, las relaciones disciplinares que propone y los significados materiales que muestra.
Norma Fernández, Ana González Montes y Camila Aimar
Ana Montes es considerada como la precursora del cine antropológico y la antropología visual en Argentina. Nació en 1923 en Río Ceballos, Córdoba, y murió en 1991. Su figura combina la pertenencia a una familia de arqueólogos con una formación en Artes y un compromiso político que la llevó a documentar la vida y las prácticas de poblaciones criollas y originarias de Argentina.
Ana Montes acompañaba a su marido, el arqueólogo Alberto Rex González, a campañas arqueológicas en lugares remotos de la Argentina. Esos viajes no eran nuevos para ella porque desde pequeña iba junto a su padre, el investigador Aníbal Montes, a esas actividades.
Lo novedoso en todo esto es que, en la década del sesenta, acompañando esas campañas ella no se dedicaba a mirar las excavaciones, sino que comienza a hablar con la gente del lugar y a documentar y registrar sus historias y prácticas. Primero, lo hizo de forma oral, luego escrita y finalmente también de manera audiovisual. Así, se convirtió sin saberlo, en etnógrafa y en la primera persona en desarrollar la antropología visual en Argentina.
Su hija, la antropóloga Ana González Montes donó al Museo de Antropologías en 2021 un valioso acervo documental sobre el trabajo de su madre (como ya lo había hecho también en 2010 con el fondo documental de su abuelo, el investigador Aníbal Montes). Estos acervos fueron enriquecidos en su última visita con nuevo material, sobre todo fotográfico.
En el caso del Fondo Documental Ana Montes, los objetos refieren a sus intereses como antropóloga visual: la preocupación por el desarrollo de artesanías populares, los derechos indígenas, los derechos de las mujeres y los derechos humanos en general. Reúne material de investigación etnográfica utilizado para la realización de al menos siete documentales: Ocurrido en Hualfín; Quilino; Ceramiqueros; Las Tejedoras de Ñanduti; Pictografías del Cerro Colorado; Manos Pintadas; y Los Onas, vida y muerte en Tierra del Fuego.
Se trata de un total de diez unidades de conservación, lo que equivale a 2,5 metros lineales aproximadamente, y contiene hemeroteca, notas de trabajo de campo, guiones de los documentales, documentos manuscritos, libros, fotografías, entre otros objetos.
Desde la donación del Fondo Documental Ana Montes en el año 2021, diferentes áreas del Museo de Antroplogías vienen gestando actividades que buscan poner en movimiento sus documentos y objetos. Por un lado, la realización de un trabajo técnico de ordenamiento, clasificación, descripción e investigación para mostrar los múltiples sentidos y relatos que cuentan los documentos del Fondo. Por otro lado, su puesta en común y visibilización a través de exhibiciones y notas periodísticas. Este trabajo posibilita que los fondos documentales que preserva el Museo estén en permanente crecimiento y diálogo.
En el encuentro destinado a aunar esfuerzos para continuar la tarea de completar y difundir los documentos en torno a la inmensa figura de Ana Montes participaron: Ana Isabel González Montes, antropóloga e hija de Ana Montes; Norma Fernández, documentalista y antropóloga quien trabaja en un libro sobre la vida y obra de Ana Montes; Fabiola Heredia, directora del Museo de Antropologías; Soledad Ochoa y Camila Aimar, ambas del Área de Documentación y Archivo del Museo; y Eliana Piemonte, del Área de Comunicación del Museo.
Una charla en torno a Ana
“Mi madre empieza con el registro de entrevistas a las poblaciones rurales que estaban alrededor de los lugares donde excavaba mi padre. A los trabajos de campo íbamos todos, mi padre agarraba la estanciera y subíamos todos, mis padres, mis tres hermanos y yo, el perro, el gato, las palas, las zarandas, todo. Cuando llegábamos nos conseguían un par de caballos para que nos entretuviéramos, y andábamos a caballo por ahí entre los cerros”, cuenta Ana González Montes recordando las campañas arqueológicas a las que iba de acompañante en su niñez.
Norma Fernández comenta que en esos viajes Ana Montes empieza a conversar con las poblaciones rurales que estaban en los alrededores de donde excavaba su marido, Alberto Rex González. “Y ahí empieza a entusiasmarse con este registro del mundo popular. En un primer momento este proceso tenía que ver con el registro, con la observación de los lugares, las entrevistas y las fotografías. Después, ella sistematiza de algún modo esas cosas en textos más etnográficos, y empieza a sentir la necesidad de la divulgación. Ella dice en varios textos que es toda una deuda de la antropología con la sociedad el tema de mostrar a la gente cuáles son sus raíces. Ella quería también que se introdujera la enseñanza de la artesanía popular en las escuelas rurales porque esto era una forma de mantener la continuidad de la cultura y además dar una salida laboral a los pibes”, comenta la documentalista.
Este compromiso político se ve reflejado en el artículo “Labores de paja y pluma” donde Ana Montes documenta la historia de las artesanías del noroeste de Córdoba y explica: “Las artesanías, tan brillantemente representadas por la labor popular, tradicional y empírica de los hilos y el barro, el cuero y la plata, la madera y las fibras vegetales, configuran un complejísimo problema contemporáneo que presenta el angustioso contraste entre la excelencia artística y la decadencia económica. Por eso es urgente aclarar conceptos, mostrar la vigencia de lo que subsiste, ahondar en los aspectos dichos además de los técnicos y familiares, financieros y psicológicos. Documentar nuestras artesanías, difundir sus legítimos valores, estimular a los artesanos y revitalizar una de nuestras más nobles riquezas colectivas y tradicionales es cumplir con un deber para con la cultura y con la patria”.
“Mi madre trabajaba con poblaciones que en general están marginadas, excluidas, y quería hacer ver sus problemáticas, sus trabajos y sus vidas”, comenta Ana González Montes.
Para lograr ese objetivo, Ana Montes empezó a pensar en hacer películas para la televisión pública y para eso necesitaba una cámara y alguien que filmara. En ese tiempo conoció al documentalista Jorge Prelorán y comenzaron a trabajar juntos. “Pero la realidad es que Ana Montes, antes de que Prelorán ponga la cámara, ya había seleccionado a las personas, a los protagonistas, había hecho todas las entrevistas, todo el registro de la zona, y sabía dónde había que poner la cámara y qué había que filmar. Ella tenía toda la película en la cabeza y en los guiones, pero en esa época tener una cámara era imposible, eran unas cámaras enormes y carísimas entonces ella necesita que él haga cámara. Y Ana termina figurando en los créditos sólo como ‘en base a una idea de Ana Montes’ cuando en realidad la directora era ella”, explica Norma Fernández.
El Fondo documental Ana Montes permite numerosas lecturas. “La construcción de este fondo documental -como patrimonio- permite observar no sólo la literalidad del archivo, sino también leerlo y comprenderlo tanto en sus datos evidentes como en sus memorias y silencios; a través de las relaciones de género que revela; en las relaciones disciplinares que propone y en los significados materiales que muestra”, comenta Camila Aimar, antropóloga que investiga este Fondo documental.
Texto: Eliana Piemonte – Área Comunicación – Camila Aimar – Personal de Apoyo IDACOR CONICET Área Documentación y Archivo- Soledad Ochoa – Reserva Patrimonial
Fotos: Irina Morán – Área Comunicación