Mujeres en un hilo de voz

La obra artística de Guadalupe Gómez conmueve. Sobre todo porque tiene esa delicada capacidad de plasmar en canciones sentimientos tan profundos como el amor, la búsqueda de las raíces, las perdidas, la maternidad, el dolor y la belleza. En el trabajo Madrecielo reúne las historias de cuatro mujeres que, de alguna manera, forman parte de su fibra artística más fina: Ella, como una mujer que canta. Otra que crea. Aquella que borda. Y otra que habla y sana. Para filmar las imágenes que le dan cuerpo y vida a Madrecielo, eligió como escenario el Museo de Antropología de la UNC. En el video se observa la imagen de la artista en primer plano, envuelta en un rebozo color cielo, como tapiz de esta canción bordada con hilos de colores, sutiles y a la vez poderosos.

Foto: Natalia Roca

“Cuando planteamos la estética visual, –cuenta Guadalupe Gómez – la fotógrafa Natalia Roca propuso buscar una gran pared, de color cemento y construcción moderna, que permitiese resaltar los colores del rebozo. Provocar entonces, ese diálogo entre lo ancestral y el porvenir, que de alguna manera es lo que propone la canción. Al escuchar esa idea, inmediatamente pensé en el Museo de Antropología de la UNC. No sólo por lo edilicio –añade Guadalupe– sino por la buena energía que siempre sentí en ése lugar. Y porque yo lo había sentido siempre como un lugar «propio», un lugar de la comunidad. Así, en este video, el museo se convierte en territorio vivo y borda con nosotras el tapiz de Madrecielo”.

En la canción está presente “La mujer que habla”. Se trata de la voz amiga, «yhanasa», de Angie Kamachej. Una campesina santiagueña y poeta que, al escuchar el tema Madrecielo, le envío unas breves palabras en lengua originaria, como señal de vigencia de un idioma que aún late entre las personas que mantienen vivo el legado de los pueblos originarios.

La mujer que borda

Retrato de: Monica Quipildor – La mujer que borda.

Mónica Quipildor es en MadrecieloLa mujer que borda”. Mónica cuenta que su bisabuela le enseñó a bordar. Le dijo que allí, en Caspala (a 3100 metros de altura), los inviernos son tan crudos que las mujeres aprenden a bordar flores coloridas sobre sus rebozos, para llevar un pedazo de la primavera en los brazos. «Me contó que el bordado la ayudó a reparar dolores, fortaleció su espíritu, y se convirtió en una inesperada manera de ganarse la vida. Cuando escuchó la maqueta de «Madrecielo» entre los cerros, allí mismo bordó este rebozo que llegó después por correo, desde Humahuaca a Córdoba, una mañana de invierno, con olor a viento y a montaña”, cuenta Guadalupe con la misma emoción que canta la canción.

La mujer que crea en Madrecielo es Norma Cuppi, su madre. La artista desnuda así cada una de las capas femeninas que componen este tema. Cuenta que su madre se descubrió artesana por un pedido de su nieta y, en plena pandemia, comenzó a crear pequeñas criaturas de tela, hilos de colores y lana. Porque según una antigua leyenda maya tienen el poder de llevarse nuestros miedos y pesares durante la noche. De esa manera, su madre alivió su corazón y aprendió a curarse creando, para que otrxs, después, se curen. “Juntas empezamos un viaje de conocimiento hacia las mujeres originarias que habitaban y habitan estas tierras. Un impulso hacia el origen”, dice Guadalupe Gómez.


La mujer que canta

Foto: Natalia Roca


Finalmente, ella misma es: “La mujer que canta”. “Madrecielo se fue bordando a partir de las historias de distintas mujeres, de distintos lugares de Argentina, con algo en común: el arte como un impulso que cura a quien lo hace y a quien lo recibe”, expresa la artista. “Me asusta este mundo que arde en llamas, pero cantar me calma. Cantando escucho las voces que vienen de antes y las que vienen de después, escucho al río, al monte, al viento, a los cerros, y a las estrellas. Cantando unx canta todo”, afirma.

Guadalupe Gómez es argentina y vive en Córdoba. Sus canciones abordan los temas que la atraviesan de manera significativa. Para componer, toma elementos de géneros y lenguajes que la inspiran como el folclore latinoamericano, el jazz, el pop, la música clásica y la poesía. A lo largo de su carrera, ha tocado en ciudades de Argentina, Brasil, España y Portugal. Ha producido los discos: «Lluvia» (2008), «Estelas» (2011), «Canción hacia vos» a dúo con el guitarrista Quique Sinesi (2014), «Vendavales» (2016) y «Primer atardecer» junto al pianista Mingui Ingaramo. Además, junto a la escritora María Teresa Andruetto, compuso una serie de canciones que se transformaron en un espectáculo multimedia llamado «Interior con naranjas». Actualmente, junto a su compañero, el violinista Julio Gutiérrez, integra un dúo artístico, donde interpretan y tocan canciones en vivo.



Texto: Irina Moran – Responsable del Área de Comunicación del Museo de Antropología de la UNC.
Fotos: Natalia Roca.

Madrecielo

– Letra, música, guitarra y voz: Guadalupe Gómez
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– Cuerdas y arreglo de cuerdas: Julio Gutiérrez.
– Producción Musical, programaciones y guitarra eléctrica: Edu Valdés
– Grabado en los estudios «El Abrojal» por Julio Gutiérrez y en «Las playas » por Berni Ferron.
– Mezcla: Matias Konstantinides.
– Maste: Rubén Ordóñez.
– Fotografias: Natalia Roca.
– Cámara, dirección y edición del video: Maru Aparicio.
– Estilismo: Diego Guerrero.
– Filmado en el Museo de Antropología de la Universidad Nacional de Córdoba.
– Producción General: Guadalupe Gómez y Julio Gutiérrez.

Los versos en quichua fueron escritos y recitados por Angi Kamachej, desde el corazón del monte santiagueño, Argentina
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