La antropología es una disciplina que erotiza

 Con motivo del Paro Internacional de Mujeres conversamos con Lucía Reano, Agustina Molina y Macarena Blázquez estudiantes de Antropología acerca del 8M, su significado, su impacto y la importancia de parar(nos) y ganar las calles. 

El 8M es sin dudas un día especial, cargado de significados y de contenido para entender la realidad social en la que nos movemos y el por qué de cada movimiento. Es por ello, que desde el Museo de Antropología nos animamos a problematizar el lugar que ocupan las mujeres y nos preguntamos: ¿qué tiene para decir la antropología en las reivindicaciones feministas?

Por eso, dialogamos con tres estudiantes de la Licenciatura en Antropología que están en la etapa final de la carrera: Macarena Blázquez, Lucía Reano y Agustina Molina quienes nos contaron acerca de su recorrido en espacios feministas, sus expectativas y la lectura que hacen desde la antropología respecto al Día Internacional de la Mujer.

Primero, Lucía Reano nos cuenta que está cocinando su tesis y que está militando en un colectivo feminista: “Las lentes violetas y las lentes de la antropología me constituyen. A cualquier parte donde voy, lo que pienso es desde la conjunción de esas dos miradas”, señala. Investiga acerca de la formación en obstetricia, en una cátedra de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNC. “Mi curiosidad está atravesada por el género mirando los modos de nacer actuales, que están impregnados de cultura, de sociedad y de historia”, explica. Hace foco en la construcción de saberes médicos sobre el embarazo-parto-puerperio desde la perspectiva de los estudiantes de medicina. En relación a la participación y la toma de decisión de las mujeres embarazadas le interesa en tanto conocer “dónde está puesta la autonomía y qué conocimiento se está valorizando”, destaca.

Luego, Agustina Molina relata que está aguardando la fecha para la defensa de su tesis donde trabajó sobre Círculos de Mujeres, las actividades en torno a la menstruación, allí se llevan a cabo, las nociones de cuerpos y de “ser mujer” que allí circulan, en donde suelen estar asociadas a la dimensión biológica. Al igual que Reano, participa en una organización feminista que forma parte de un movimiento político, social y cultural. “Militamos el feminismo popular, mixto y disidente”, comenta y resalta que la antropología “nos ayuda a reflexionar y a repensarnos y eso es un gran aporte al día de hoy en las sociedades y además, posibilita a partir de lo que las personas hacen, construir teorías, desandar y andar nuevas formas de entender el mundo que estamos construyendo”, reconoce.

Por último, Macarena Blázquez cuenta que se encuentra trabajando en una propuesta para intervenir artísticamente los baños mixtos del Centro Cultural España Córdoba junto a dos arquitectos. Respecto a su tesis, comenta que comenzó a cuestionarse “sobre violencia obstétrica que era una problemática que veía crecer no sólo a nivel académico por medio de publicaciones, congresos sino también, en discusiones en las redes sociales”. Ello la llevó a vincularse con el Colectivo de Mujeres por un Parto Respetado que aspira a “erradicar la violencia obstétrica como práctica que las mujeres gestantes viven en el día a día en los espacios de salud por parte de los profesionales de la salud”, detalla. “La antropología es una disciplina que me super erotiza”, revela y, además, aporta elementos para “indagar y comprender los entendimientos sobre el ser mujer, el ser madre, padres, infancia”, agrega.

Feminismos que unen y avanzan

La propuesta es hablar de antropología y de la perspectiva de género y de cómo y porqué -según Lucía- “en nuestra sociedad no es lo mismo ser varón blanco, heterosexual, padre de familia, varón clase media” ya que hay marcadores que “definen o predisponen a que ocupes ciertas posiciones en detrimento de otras”. Como lo han sido, a lo largo del tiempo, las voces de intelectuales varones las que se han reconocido en todas las ciencias, incluso la antropología no escapa a la regla. “La historia de la disciplina ha sido signada por masculinidades, siendo que eran contemporáneos a grandes pensadoras mujeres o feminizadas, lesbianas silenciadas o que incluso se han tomado sus aportes y se han puesto a nombre de varones”, relata Molina.

No obstante, la realidad es inquieta y “hoy está habiendo una revisión, una reconstrucción y una reconsideración de la disciplina antropológica donde están teniendo más lugar las voces que antes eran silenciadas, invisibilizadas y eso también, tiene que ver con luchas y proclamas más amplias”, asegura.

Así, desde las aulas de la universidad se recupera aquello que interpela las calles. Blázquez lo explica: “Hay una gran impronta por indagar cuestiones de género desde la primera materia que cursas en la carrera. Hay una fuerte apuesta por pensadoras feministas que problematizan sexualidades, género, erotismos y otras maneras de ser y habitar en el mundo. Teorías que nos permiten problematizar el género, más allá de los recortes que se suelen adjudicar a lo biológico. La antropología nos permite desnaturalizar y hasta incendiar frases del ‘sentido común’ como ‘felicitaciones, usted tendrá un varoncito’”. Además, agrega que no es exclusivo de la mujer sino que también “trabajar con la disidencia es una gran apuesta política fundamental”, completa.

Con respecto al movimiento feminista en Córdoba, las jóvenes destacan su crecimiento y los avances. “Cada vez hay más personas que están escuchando la propuesta y que entienden que no tiene que ver con un ‘machismo al revés’, ni con un ‘rechazo a los varones’. Sino que tiene que ver con la idea de construir un mundo más habitable para todas las personas y sobre todo un mundo lo menos normativo posible. Creemos que son necesarias nuevas masculinidades, nos movilizamos con y por aquellas personas que no se reconocen ni varones ni mujeres, sino que conforman otras identidades y subjetividades que han sido socialmente censuradas”, protesta Reano. Mientras que Molina coincide y agrega que la lucha no es sólo de las mujeres sino tambiénde los distintos movimientos que buscan instalar constantemente la visibilización y el reconocimiento de las disidencias sexuales”. Además, Blázquez completa que: “El feminismo no radica exclusivamente en las bio mujeres adjudicadas como mujeres, me parece que es una lucha que tiene que ser codo a codo con toda la disidencia sexual”.

“Están pasando muchas cosas positivas en términos de reconocer que el feminismo no sólo atañe a erradicar la violencia u opresión hacia las mujeres o disidencias sexuales”, afirma Molina. “Para mí el feminismo es un proyecto político, por eso hablar de los feminismos, y personalmente creo que sin feminismo no hay socialismo y que el feminismo que nosotras buscamos construir tiene que ver con un feminismo anticapitalista, anti imperialista, ecologista, no de hablar de eco feminismo sino de poder avanzar a una sociedad que nos permita otra forma de estar en el mundo”, concluye.

Por su parte Blázquez sostiene que “si bien, en sus orígenes el feminismo surge por el acceso a ciertos derechos que sólo le pertenecían a los varones (como el derecho a votar), por parte de mujeres me parece que hoy este bigenerismo (mujer-varón) no es un paradigma que nos quepa como sociedad. Hoy las identidades sexuales y de género desbordan ampliamente esta conceptualización. Hoy el feminismo se encuentra (pre)ocupado por un abanico más amplio de problemáticas (género, edad, clase, etc)”.

El 8 de marzo no es un día más o un casillero más del calendario y las tres entrevistadas así lo interpretan:

 

 

 

 

 

En relación a la marcha “es fundamental el tema de la despenalización del aborto, discutido en las casas, en la universidad, escuelas, me parece fundamental que esté en la agenda pública. Poder hacer un paro que trascienda a nivel internacional me parece que es una apuesta política importantísima y necesaria. Hay una frase que suena: lo personal es político y esto de salir a la calle y habitar el espacio público, codo a codo, para lograr la equidad de género. Parar y habitar las calles (y las redes sociales) implica dinamitar estructuras elementales de la violencia como presenta Rita Segato. No queremos seguir cobrando el 27% menos por el sólo hecho de ser mujeres, no queremos salir a la calle con miedo, no queremos criar solas a nuestrxs hijxs. Queremos decidir sobre nuestros cuerpos, sobre nuestras vidas, sobre NUESTRA educación sexual. Queremos abortar sin morir. Entre muchas otras cosas”.

 

 

 

 

 

«Paramos diciendo este mundo ¡No va más! con esa potencia que tienen los Movimientos feministas y de mujeres. No solamente se busca la despenalización y legalización del aborto, se busca que paren femicidios y la violencia en todas sus formas sino también, apunta a una transformación del sistema, formas de trabajo, que no nos quiten la Educación Sexual Integral. Poder organizarnos de una forma que la Confederación General del Trabajo no lo está haciendo, y desde todas las diferencias y tensiones que hay dentro del movimiento de mujeres nos logramos organizar y parar. Está instalada una pregunta y eso me parece inaudito. Pensar un paro general de mujeres en este momento del país sobre todo es glorioso y necesario”.

 

 

 

 

 

“Esta es la mayor fecha de la agenda del movimiento de mujeres sobre todo por el viraje que tomó hace un par de años que tiene que ver con que es un Paro Internacional de Mujeres y ya no es la marcha del ‘Día de la Mujer’. Se replica a nivel mundial, se han sumado sindicatos con todas sus trabajadoras parando, estudiantes de todos los rubros, es muy importante y masiva. En Córdoba está súper organizado lo que es el Ni Una Menos, un montón de organizaciones metiendo el cuerpo, mucho entusiasmo para que sea una marcha grande pero, sobre todo, que sea con contenido. Está buenísimo como una instancia que pueda interpelar a la gente. Estamos hablando sobre el tema y estamos intentando disputar el sentido común instalando otros discursos”.

Por María Eugenia Lunad Rocha.  Área de Comunicación del Museo de Antropología.

 

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