Roxana Cattáneo es Antropóloga y Doctora en Ciencias Naturales, formada en la Universidad Nacional de La Plata. Profesora e Investigadora del CONICET en el Instituto de Antropología de Córdoba, entre los años 2010 y 2013, se desempeñó como directora del Museo de Antropologías de la UNC. En esta entrevista cuenta el clima de época de aquellos años, habla sobre el trabajo de consolidar un Museo de vanguardia, y como arqueóloga explica la importancia de estudiar las sociedades pasadas para comprender y constituirnos en nuestro presente.
«En el año 2010 el Museo de Antropologías era un museo muy pujante», dice Roxana Cattáneo al comienzo de este diálogo, en el ciclo “80+10 Antropologías en Córdoba”. «Estábamos en pleno proceso de institucionalización, de consolidación», señala. «Era un año donde se estaban por festejar los 400 años de la Universidad Nacional de Córdoba. Una coyuntura muy favorable a la Antropología». El 2010 fue también el año donde la Facultad de Filosofía y Humanidades abre la carrera de grado y el Doctorado de Antropología. En aquel contexto, Roxana destaca el importante trabajo que se venía desarrollando dentro del Museo, desde el Área de Museografía y de Comunicación, con el que se pudo afianzar toda la imagen institucional. «Creamos la primera página web interactiva e inclusiva para personas ciegas. Nos llamaron un Museo 2.0 por la televisión», recuerda.
Fue un momento donde a nivel nacional se afianzaron políticas que respaldaban el crecimiento de las universidades nacionales. Y la Universidad Nacional Córdoba cobró un marcado protagonismo por la celebración de sus primeros 400 años. Un tiempo donde el Museo de Antropologías a su vez, logró sentar las bases para consolidar luego su Área Científica, con la conformación del Instituto de Antropología de Córdoba (2012), como Unidad Ejecutora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
En ese contexto, Roxana Cattáneo recuerda la creación del laboratorio de Análisis Macro y Microscópico de Materiales Líticos (LAMMAL). «Un laboratorio moderno, con equipamiento que trajimos desde EEUU: Microscopios, fibra óptica. Toda una serie de equipos que nos permitieron empezar proyectos y vincular al Museo con grupos de investigación de otras regiones del país», precisa. El laboratorio LAMMAL se dedica a estudio de objetos de piedra. «Objetos que fueron creados por personas en la prehistoria y en el laboratorio se estudia y describe para qué fueron hechos y usados». Una tarea multidisciplinaria que implica el trabajo con físicos, químicos y otrxs especialistas.
Pero no sólo fue eso. «En el año 2010 ya teníamos el sueño de tener un edificio nuevo», cuenta. «Y a mí me tocó estar a cargo de la obra del edificio nuevo actual». El proyecto consistía en añadirle un edificio de dos pisos a la casona original del museo, ubicada en la Av. Hipólito Yrigoyen 174, que tiene más de cien años. «Por suerte nunca tuvimos que cerrar el museo. Anduvo todo muy bien», dice. Pero el sueño no se terminó ahí. «En el 2011, aplicamos también para un proyecto de infraestructura a nivel nacional. Ganamos ese proyecto para un edificio de nueve pisos, que se va adosar a la sede actual», adelanta Roxana con entusiasmo. «Una obra que quedó trunca en el año 2015, pero que actualmente logró retomarse». Se trata de un edificio de nueve pisos, dedicado exclusivamente al campo de la Antropología. «Ya estamos en el medio de una nueva licitación para terminar con ese sueño», dice Roxana. «Es algo maravilloso porque implica que cada equipo de investigación va tener su propio lugar de trabajo. Vamos a poder ampliar el espacio para recibir a la comunidad que viene continuamente a consultarnos con demandas. Tendremos un nuevo espacio para la Biblioteca. Los laboratorios y sus equipamientos tendrán condiciones de excelencia» , explica consciente de que en la actualidad los espacios de las Áreas de Trabajo del Museo son realmente pequeños.
El diálogo con Roxana Cattáneo es preciso y ameno. Se da el tiempo no sólo para hablar de su gestión como ex–directora del Museo. Cuenta sobre su formación en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo, de la Universidad Nacional de La Plata y sobre cada proyecto colectivo que ha impulsado como investigadora en Córdoba. Brinda detalles sobre los sitios arqueológicos y la comunidad de Ongamira, sobre la iniciativa extensionista del Museo viajero, el trabajo en el Museo Deodoro Roca y comenta la función social y el campo de estudio que abarca la arqueología.
«Yo me formé más bien como naturalista. Más cerca de la biología, de la geología», explica. «Pero siempre fue una arqueología dentro de la antropología. Acá en Córdoba, la arqueología está dentro de la carrera Antropología. Y el fuerte de eso es que si bien nosotrxs estudiamos el pasado, es un pasado que lo pensamos para constituirnos en el presente. Para entendernos a nosotrxs mismxs. Para generar información, interpretaciones sobre la identidad de la gente. Para abrirnos la cabeza, para volvernos más tolerantes, para entender la diversidad. Yo creo que la antropología brinda todo eso«, expresa convencida. «Y la Arqueología en particular lo único que hace es darnos mayor profundidad temporal. Pero es estar haciendo Antropología en el pasado».
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Roxana Cattáneo: Nació en Temperley, Buenos Aires. Es Licenciada en Antropología y Doctora en Ciencias Naturales (UNLP). Es Investigadora del CONICET en el IDACOR-Museo de Antropologías de la UNC. Actualmente es Profesora Titular en la cátedra Arqueología de Cazadores Recolectores de la Licenciatura en Antropología (FFyH, UNC). Entre los años 2010 y 2013, se desempeñó como directora del Museo de Antropologías de la UNC.
Texto: Irina Morán.
Fotos: Natalia Roca.
Producción del ciclo de entrevistas “80+10 Antropologías en Córdoba”
Área de Comunicación – Museo de Antropologías.