Mariana Mondini es la primera presidenta latinoamericana del Consejo Internacional de Zooarqueología

La investigadora del Laboratorio de Zooarqueología y Tafonomía de Zonas Áridas del IDACOR – Museo de Antropologías,  se convirtió en la primera presidenta latinoamericana del Consejo Internacional de Zooarqueología (ICAZ).

Tras ser elegida por la comunidad científica que integra el Consejo Internacional de Zooarqueología (ICAZ, por sus siglas en inglés), la investigadora del Instituto de Antropología de Córdoba, Mariana Mondini asumió, en agosto, la presidencia de esta sociedad académica, como la primera mujer latinoamericana en hacerlo.

Como vicepresidenta fue elegida Hitomi Hongo, del The Graduate University for Advanced Studies (SONDEKAI).

El ICAZ es una organización sin fines de lucro dedicada a promover la investigación zooarqueológica con altos estándares científicos, así como la comunicación entre la comunidad internacional de investigadorxs y estudiantes interesados en esta especialidad que se centra en las relaciones entre humanos y otros animales en el pasado y a lo largo del tiempo, y permite comprender cómo vivían las sociedades en el pasado y cómo esa información es relevante para nuestro presente.

Con más de cincuenta años de trayectoria, el ICAZ cuenta actualmente con casi setecientos miembros de unos setenta países del mundo, incluida la Argentina. “El ICAZ ha sido crucial para mantener los lazos de la comunidad zooarqueológica internacional unidos a través de múltiples dificultades”, destaca Mondini, quien se propone mantener este espíritu durante su gestión. Además, para la científica, la inclusión de las nuevas generaciones de zooarqueólogos, así como la memoria por las generaciones precedentes serán aspectos importantes a resguardar durante su presidencia.

“Quisiera trabajar para seguir aumentando la inclusividad y diversidad de la membresía del ICAZ, para la divulgación de la zooarqueología, abogando por una mayor internacionalización de la institución, la creación de redes y diversas colaboraciones, la descolonización de nuestras prácticas como arqueólogxs y el compromiso con las comunidades locales, tanto en el campo, como en nuestros lugares de trabajo”, apunta Mondini.

Para la científica, es importante también trabajar con los desafíos más recientes derivados del cambio climático, que incluyen desde la pérdida de relaciones tradicionales entre humanos y animales, hasta la pérdida de hábitats completos, su fauna y el propio registro arqueológico.

Sobre su elección, la nueva titular del ICAZ declara: “Es muy alentador, e implica un fuerte compromiso de mi parte, saber que mis propios colegas votaron por mi candidatura a la presidencia del ICAZ”. Para Mondini, fue su compromiso previo con la institución, y los principios que representa, la razón de los resultados de la elección: “Espero honrar esas expectativas. Es un logro y un honor, no sólo personal, sino también de la arqueología argentina, que siempre ha tenido una fuerte representación en el ICAZ. El trabajo de los investigadores de CONICET y las universidades nacionales en este campo es reconocido en el ámbito internacional. Es ese contexto lo que ha hecho posible llegar hasta aquí”, reflexiona.

Recorrido académico

Mondini se graduó en la Licenciatura en Ciencias Antropológicas en la Universidad de Buenos Aires en 1995, y comenzó sus estudios doctorales becada por la misma universidad y con becas externas para realizar pasantías en las universidades de Durham (Reino Unido) y Arizona (EEUU).

Al entregar su tesis doctoral en 2002 se presentó a la Carrera del Investigador Científico del CONICET, pero no pudo graduarse ni concursar efectivamente para dicho cargo dada la brutal crisis económica e institucional en que estaba sumido nuestro país. Entonces apostó a seguir estudiando, esta vez en un postgrado interuniversitario en Paleontología en Madrid, para lo que obtuvo una beca de la Agencia Española de Cooperación Internacional. “Esto implicó un exilio temporario de dos años forzado por las circunstancias, ya que el cargo docente que tenía entonces no me permitía subsistir y era virtualmente imposible conseguir otro empleo en ese momento”, cuenta Mondini.

En 2003, finalmente pudo defender su tesis y graduarse como Doctora de la Universidad de Buenos Aires, y en 2004 obtuvo el Diploma de Estudios Avanzados en Paleontología en la Universidad Autónoma de Madrid. Ese mismo año se efectivizó el concurso de ingresos a CONICET y fue admitida como Investigadora, cargo en el que aún se desempeña. Además, desde el año 1996 es docente en materias de arqueología  en la Universidad de Buenos Aires.

“En 2005, ya de regreso en Argentina, me planteé con mi familia radicarme fuera de Buenos Aires y crear un laboratorio de zooarqueología como los que había conocido durante mi formación en el exterior. Entonces surgió la posibilidad de generar ese espacio aquí en el Museo de Antropología de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba, donde más tarde se creó también el Instituto de Antropología de Córdoba”.

Así, junto a Sebastián Muñoz y mediante un subsidio de CONICET, fundó en 2006 el Laboratorio de Zooarqueología y Tafonomía de Zonas Áridas (LaZTA, https://blogs.ffyh.unc.edu.ar/zooarqueologia/), que trabaja hasta la actualidad en investigación, formación de recursos humanos y divulgación.

“Muchos años han transcurrido aquí, el equipo ha crecido y hemos obtenido muchos resultados sobre las relaciones entre los humanos y otros animales en el pasado, y eso ha sido posible gracias a las universidades públicas y a la gestión pública de la ciencia en el CONICET, sin los cuales nuestro país no tendría la posibilidad de conocer y conocernos como lo hacemos. Con cada uno de nuestros trabajos buscamos devolver a la comunidad algo de lo que recibimos para poder formarnos y trabajar para una ciencia pública y soberana. Y así también, el reconocimiento que implica que el ICAZ haya delegado en mí su presidencia es mérito en gran parte de esas universidades y organismos públicos de investigación que posibilitaron mi trayectoria en la disciplina”, concluye la investigadora.

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