Tejedoras artesanales de la localidad de Quilino, al noroeste de Córdoba, crearon una tradición que se mantiene vigente en la actualidad: cofres, pantallas, abanicos y canastas tejidos en paja de trigo con adornos en plumas y chalas de maíz. Algunas de estas piezas forman parte de la Reserva Patrimonial del Museo de Antropologías. En este espacio se presentan acompañadas de textos escritos por la etnógrafa Ana Montes (1923 -1991), figura clave en el desarrollo de la Antropología y el cine etnográfico argentino, quien documentó estas prácticas.
En la década del sesenta, Ana Montes acompañaba a su marido, el arqueólogo Alberto Rex González, a campañas arqueológicas en lugares remotos de la Argentina. Esos viajes no eran nuevos para ella porque desde pequeña iba junto a su padre, el también arqueólogo Aníbal Montes, a esas actividades.
Lo novedoso en todo esto es que acompañando esas campañas ella no se dedicaba a mirar las excavaciones, sino que iba a hablar con la gente del lugar y documentaba sus historias y prácticas. Primero, lo hizo de forma escrita y luego también de manera audiovisual. Así, se convirtió sin saberlo, en etnógrafa y en la primera persona en desarrollar la Antropología visual en Argentina.
“Pasé temporadas en varios lugares que me permitieron entrar en contacto con las distintas formas de vida de los lugareños y ser testigo de la injusticia histórica que perdura a lo largo de los siglos. Pero esas permanencias también me permitieron acceder a las cosas hermosas del pensar y del sentir de nuestro pueblo», cuenta Ana Montes en una entrevista de archivo; y agrega: «Creo que me sentí particularmente obligada con los artesanos menos afortunados que yo, me asaltó cierta responsabilidad por difundir y promocionar sus obras que brotan como flores en el amargo terreno de la pobreza».
Ana Montes en Quilino
En uno de sus artículos escritos en la década del sesenta, Ana Montes rescata las piezas tejidas en paja de trigo que constituyen una tradición aún vigente de la zona de Quilino.
“Cuenta la tradición lugareña que una india llamada Rosario Mamonde, al ver esta paja de trigo, material que se desaprovechaba, pensó en encontrarle alguna utilidad. Comenzó a probar y a ingeniarse hasta lograr las primeras obras, que fueron unas frágiles y lindas canastitas, adornadas con flores hechas con la misma paja. Importante debió ser la tradición artesanal de cesterías y trenzados, heredadas por esta india y puestas en práctica en la utilización de un nuevo material”, cuenta Montes en su artículo “Labores de paja y pluma” donde documenta la historia de las artesanías del noroeste de Córdoba.
Montes explica también que Rosario Mamonde iba al pueblo a vender sus artesanías y las mujeres comenzaron a pedirle que les enseñara también a hacerlas. “La india, muy generosamente, les enseñó su arte. Este fue evolucionando e ideándosele nuevas aplicaciones y así fueron surgiendo los tinteros, los costureros, las botellas revestidas, las mesitas, los sombreros, etc., que se adornan con lazos de chala de maíz teñida a los que se les pone un centro de ‘flor de doca’”.
El artículo continúa poniendo en valor el recurso económico que representaba esta artesanía para las familias de la zona: “Esta humilde y encantadora artesanía de la paja de trigo y de las plumas multicolores, constituye uno de los principales recursos económicos de la gente de Quilino. Pese a que ahora los trenes no paran ya casi en esta estación, con grave perjuicio para la población de tejedores, que ve así disminuida en mucho la posibilidad de dar salida a su mercadería”.
“Hoy las tejedoras pasan el día merodeando por los alrededores de la estación, a la expectativa de alguna posible parada fuera de reglamento. Y mientras esperan, tejen y trenzan, `Nuestra vida es tejer todo el día, como una araña y correr detrás de los trenes´», rescata Montes.
Para ella: “Las artesanías, tan brillantemente representadas por la labor popular, tradicional y empírica de los hilos y el barro, el cuero y la plata, la madera y las fibras vegetales, configuran un complejísimo problema contemporáneo que presenta el angustioso contraste entre la excelencia artística y la decadencia económica. Por eso es urgente aclarar conceptos, mostrar la vigencia de lo que subsiste, ahondar en los aspectos dichos además de los técnicos y familiares, financieros y psicológicos. Documentar nuestras artesanías, difundir sus legítimos valores, estimular a los artesanos y revitalizar una de nuestras más nobles riquezas colectivas y tradicionales es cumplir con un deber para con la cultura y con la patria”.
Visibilizar el acervo cultural
Esta colección reúne objetos similares a los documentados por la etnógrafa: piezas tejidas en paja de trigo y chalas de maíz con adornos de plumas y fue adquirida en su mayoría a Doña María de Tebes en la excursión realizada por el Instituto de Arqueología Lingüística y Folklore “Dr. Pablo Cabrera”. La excursión estuvo a cargo de Antonio Serrano y Julio Viggiano Esain, y se realizó en octubre de 1948, puntualmente a la localidad de Quilino, Departamento Ischílín.
Actualmente, la colección está alojada en la Reserva Patrimonial del Museo. Este espacio está conformado por colecciones antropológicas que no se encuentran en exhibición; al igual que los documentos institucionales del Museo. Allí pueden encontrarse más de doscientos mil objetos de diferentes colecciones arqueológicas y etnográficas, y un conjunto de restos humanos indígenas.
Estas piezas son las primeras de una serie de objetos que se compartirán a lo largo de los próximos meses visibilizando el acervo cultural que se encuentra resguardado en la Reserva Patrimonial del Museo.
La figura de Ana Montes también seguirá presente en el abordaje de futuras colecciones ya que su trabajo abarcó gran variedad de piezas, prácticas y comunidades de diferentes puntos de nuestro país.
El Museo de Antropologías posee un valioso fondo documental de Montes, donado por su familia. En sucesivas notas se visibilizarán otras piezas de este acervo cultural que diariamente se conserva, documenta, investiga y digitaliza en el ámbito de la Reserva Patrimonial del Museo de Antropologías.
Producción y Texto:
Soledad Ochoa – Reserva Patrimonial
Paula Esquivel – Área Recepción
Eliana Piemonte – Área Comunicación
Fotos objetos:
Paloma Laguens – IDACOR – Reserva Patrimonial
Fotos Ana Montes:
Gentileza de Ana González Montes
Nota publicada de manera conjunta con Revista Alfilo
Área de Comunicación Institucional FFyH- UNC