Con motivo de que este mes se conmemoraron el Día de las Américas y el Día del Indígena Americano, la pieza elegida es un “misterio”, proveniente de Muñecas, Departamento La Paz, Bolivia. Esta pieza es un objeto destinado a las mesas rituales, muy usuales en los Andes Centrales y del Sur.
La Pieza del Mes es un objeto tejido con agujas, en redondo y sin costuras, con forma antropomorfa que asemeja a una pequeña muñeca. Tiene en el cuerpo diseños de guardas geométricas horizontales en lana de varios colores, y extremidades bien definidas. Mide 11 cm de alto por 7 cm de ancho.
Esta pieza es un denominado “misterio”, objeto destinado a las mesas rituales, una clase particular de ofrendas muy usuales en los Andes Centrales y del Sur. Las mesas se conforman de una gran cantidad de elementos, de distintos orígenes, colocados sobre una base de cartón o telgorpor. Los “misterios” no siempre son fáciles de reconocer a simple vista porque pueden encontrarse molidos, partidos o mezclados entre sí.
Estas ofrendas están destinadas a diferentes tipos de seres y fuerzas, que la antropología usualmente denomina “no humanos”, y que en ocasiones pueden ser identificados como divinidades o seres poderosos. Se ofrecen con alguna intención, que suele resumirse en algún “pedido” (salud, prosperidad, multiplicación de los rebaños) y “agradecimiento” de lo recibido (es decir, aquello que se pidió en una ocasión previa).
La Pieza del Mes procede de la provincia de Muñecas, muy cerca del Lago Titicaca, donde se habla aymara, quechua y castellano; y forma parte de la donación de tejidos de esa región entregada por el arqueólogo boliviano Carlos Ponce Sanginés en 1947 al entonces Instituto de Arqueología, Lingüística y Folklore “Dr. Pablo Cabrera”, con el fin de conformar la sala boliviana del Museo de Antropología del Instituto.
“Manteniendo el principio de reciprocidad de nuestros ancestros en la actualidad la práctica del ritual de la mesa dulce o también conocida como “Wajta” abraza el sentido de agradecimiento, ofrendando a la Pachamama elementos que se traducen como el alimento o banquete que se le brinda por todo lo otorgado. La mesa dulce está compuesta principalmente por el feto de llama (sullu), grasa del pecho de llama (unto), k’oa, alfeñiques, misterios, lanas de colores y blancas, entre otros; que acompañan el amplio significado y conocimiento de la sabiduría andina”
Quién fue Carlos Ponce Sanginés
Carlos Ponce Sanginés (1925-2005) fue un reconocido arqueólogo boliviano, considerado el padre de la arqueología boliviana ya que, entre otras acciones importantes, fue el impulsor de las investigaciones y la reconstrucción de Tiwanaku, sitio donde trabajó por más de 50 años.
Comenzó haciendo arqueología muy joven en la Hacienda Mollo, propiedad de sus padres, en los valles al norte de La Paz (Bolivia), en la provincia de Muñecas, donde definió la Cultura Mollo. Esta Cultura se desarrolló como una cultura heredera de Tiwanaku, por pobladores que escaparon al ocaso de ésta y que llevaron adelante una serie de innovaciones para su adaptación al medio ambiente de valles mesotérmicos.
Ponce Sanginés propuso una arqueología boliviana que aporte directamente al desarrollo integral del país, promoviendo la ruptura de los lazos de dependencia, mostrando con coherencia científica los logros del periodo prehispánico y coadyuvando al mejoramiento de las condiciones de vida de los habitantes de las circunscripciones donde se realiza. Una arqueología al servicio del pueblo boliviano, no solo preservar el patrimonio, sino también, a que lugares postergados reciban ayuda estatal para su integración positiva. Por su práctica y su claro posicionamiento político, el producto de su investigación constituyó la narrativa histórica de la nación boliviana, sobre todo a partir de Tiwanaku.
Además, Ponce Sanginés fue activo en el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), por lo que, luego del golpe de estado de julio de 1946, debió salir de su país. A esas alturas, ya existía un contacto fluido entre él y Antonio Serrano (Director del Instituto de Arqueología, Lingüística y Folklore “Monseñor Pablo Cabrera”, IALF, de la Universidad Nacional de Córdoba). Estas comunicaciones comenzaron en 1945, a través de correspondencia en la que, fundamentalmente, se acordaba el intercambio de libros y publicaciones.
En ese marco, ofreció en donación su colección privada de tejidos tradicionales para la sala boliviana del Museo del IALF. Esto se concretó en 1947, cuando él la trajo consigo en su viaje a Córdoba, donde se especializó en Arqueología bajo el auspicio de Antonio Serrano.
Es posible que estando en Córdoba haya escrito su primer conjunto de artículos sobre la cerámica Tiwanaku, como parte de su licenciatura, los que fueron publicados en Argentina. Posteriormente, él y su esposa, Julia Elena Fortún, quien estudiaba antropología en la Universidad de Buenos Aires, estuvieron en la Universidad Autónoma de México, continuando Ponce Sanginés su formación en arqueología con Manuel Gamio y Alfonso Caso.
Desde 1952, año en el que Víctor Paz Estenssoro (del MNR) asumió la presidencia de Bolivia, ocupó cargos políticos por más de cuatro décadas. Entre sus funciones como Director del Instituto Indigenista Boliviano y luego de Asuntos Campesinos del Ministro de Estado, entregó a los campesinos títulos oficiales por sus tierras, bajo la reforma agraria, y trabajó activamente para establecer escuelas rurales.
Los textiles en la cultura Mollo hoy
En la actualidad, se plantea que la génesis de la nación boliviana, que habría surgido durante Tiwanaku, cultura que se desarrolló en el altiplano boliviano desde aproximadamente el año 1500 antes de Cristo hasta el año 1000 después de Cristo, no habría culminado cuando se considera que termina esta cultura, sino que se habría mantenido, albergada en los valles del norte de La Paz en la Cultura Mollo.
La Cultura Mollo es reivindicada como parte de la formación social boliviana actual. Quienes debieron emigrar a La Paz desde sus pueblos de la región de Aucapata, Ayata y Chuma, localidades de los valles al norte de La Paz, utilizan los trabajos y conclusiones arqueológicas de Carlos Ponce Sanginés en sus intereses de activismo cultural con el fin de rescatar el “tradicionalismo” de su vida pasada en las comunidades.
Sumado a esto, la política multicultural propiciada en la región por parte de diversas instituciones (públicas, cívicas y religiosas) sitúa la idea de lo Mollo en torno a la revitalización de la cultura material. No solamente las narrativas en torno a la monumentalidad arquitectónica y patrimonial, como el sitio arqueológico Iskanwaya, o las evidencias arqueológicas del estilo cerámico, sino sobre el textil y las manifestaciones artesanales que afloran en la región de los Valles del Norte de La Paz, como sustento de la diferencia y la distinción de la cultura local.
La revalorización de la identidad cultural Mollo se da a partir del vestuario originario, mayormente textiles. En los dibujos de los tejidos confeccionados en la actual región de Mollo, podemos reconocer ciertos compontes de la cosmovisión de sus antepasados, los mismos que estos pueblos conservan celosamente, “se pueden advertir elementos del ‘mundo de arriba’ a través de los astros, cóndores y rayos; elementos del ‘mundo de abajo’ a través de serpientes, sapos, y el agua; mientras que ‘el mundo de acá’ se plasma en elementos como el territorio del ayllu y los animales míticos o divinización del lago Titicaca (patos), del altiplano (camélidos), de los valles (vizcachas y venados) y de los Yungas (monos)”.
Las fiestas populares como la del Año Nuevo Aymara, son una oportunidad para ver, en este nuevo marco de acción etnopolítica, las tradiciones, la música, la danza y las vestimentas de estos pueblos de los valles de la provincia de Muñecas.
Dando cuenta del dinamismo en cuanto a los significados que le son adjudicados al patrimonio en los distintos contextos sociopolíticos, de las múltiples y diversas lecturas y usos en los que participa, hoy esta pieza, junto al resto de la colección Ponce Sanginés, puede ser reinterpretada y revalorizada.
La Pieza del Mes se encuentra actualmente exhibida en la Sala Rituales Andinos, en el primer piso del Museo de Antropologías (FFyH-UNC). Esta Pieza se vuelve un punto de contacto importante para pensar las relaciones que a lo largo del tiempo el Museo ha establecido con personas y objetos de diferentes culturas y nacionalidades, así como sus movimientos y devenires.
Texto: Mirta Bonnin. Antropóloga – Museóloga – Docente – Investigadora. Ex Directora del Museo de Antropologías.
Fotografía: Paloma Laguens – IDACOR – Reserva Patrimonial
Diseño: Florencia Bacchini – Área Comunicación
Producción General: Soledad Ochoa – Reserva Patrimonial – Eliana Piemonte – Área Comunicación
Asistencia de Producción: Camila Aimar –IDACOR – Reserva Patrimonial – Agustín Ramírez –Reserva Patrimonial – Iara Angaroni – Área Recepción