En el marco del Día Internacional de los Museos que se celebra el 18 de mayo, la Pieza elegida para este mes es una urna Santamariana. Se trata de la primera pieza patrimonializada en lo que hoy es el Museo de Antropologías y ha sido parte integral de todas las muestras permanentes durante los últimos 80 años.
Transcurría el año 1942, y el entonces director del Instituto de Arqueología Lingüística y Folklore, el profesor Antonio Serrano, recibió como donación del Dr. Osvaldo Calderón esta urna procedente del Fuerte Quemado, ubicado en el Valle de Santamaría, en la Provincia de Tucumán.
En ese tiempo, entre los años 1942 y 1948, se reunió lo que se conoce como las “colecciones fundadoras” del actual Museo de Antropologías. Su conformación fue resultado de un trabajo de campo planificado.
La primera excursión de este proyecto fuera del territorio provincial, se realizó en enero de 1943 al Valle Calchaquí. Allí, Antonio Serrano, reunió un significativo número de piezas arqueológicas, entre las que se destacan 41 urnas santamarianas elaboradas por los pueblos originarios conocidos como Diaguitas o Calchaquíes que habitaron la región durante el periodo tardío, entre el 1100 y 1660 d. C. Fueron pueblos que tomaron contacto con los colonizadores españoles y plantearon una tenaz resistencia a la dominación colonial.
Arqueología de los siglos XIX y XX
El estudio de los pueblos originarios ha sido foco de las primeras investigaciones arqueológicas en Argentina desde fines del siglo XIX y principios del XX. Estas investigaciones se centraron en sitios claves del noroeste argentino, y especialmente del Valle Calchaquí, y permitieron la definición del “estilo santamariano”, el primer estilo cerámico en ser definido en la arqueología argentina, definición planteada por el arqueólogo Samuel Lafone Quevedo, en 1892.
La denominación “santamariano” se relaciona con el lugar donde se realizaron los primeros hallazgos, la localidad de Santa María (Catamarca). Posteriormente, ese nombre se hace extensivo al tipo cerámico; ya que en los primeros años del siglo XX se optó por utilizar designaciones arqueológicas para las antiguas sociedades aborígenes, dejando de lado los nombres con un origen etnohistórico como son Diaguitas o Calchaquíes.
Cómo son y qué representan
Las urnas santamarianas se caracterizan por haber sido utilizadas para la inhumación de párvulos, es decir, bebés muertos. Poseen una altura promedio de 60 cm y están extensamente decoradas por pinturas. Están constituidas por tres partes principales: una base con forma de puco o escudilla, un cuerpo generalmente de forma ovoide que suele presentar dos asas laterales, y un cuello recto que finaliza en un borde evertido.
Las caras frontales de las vasijas están reservadas para la decoración pintada, la que suele incluir pintura color negro sobre fondo blanco (bicolor) o una combinación de negro y rojo sobre fondo blanco (tricolor). En ocasiones la pintura está combinada con aplicaciones modeladas.
Ambas técnicas decorativas se combinan para componer un personaje de forma humana, caracterizado por presentar largas cejas. El rostro se ubica en el cuello de la pieza. Además de las cejas, se destaca la presencia de ojos y boca, en las mejillas hay decoraciones geométricas o figurativas, probablemente representando tatuajes. En los casos en que se utiliza cerámica para modelar, se limita a la figuración de cejas, ojos y, con menor frecuencia, nariz. El cuerpo de la vasija también coincide con el cuerpo de este personaje antropomorfo, el cual suele estar pintado, y eventualmente presenta unos brazos modelados en cerámica que suelen sostener un puco o escudilla.
Las iconografías presentes en las urnas santamarianas presentan variaciones estilísticas que pueden representar narrativas locales. Lo cierto, es que estos personajes femeninos, parecen encerrar y proteger a los bebés que en ellas se encuentran inhumados, representando vientres de barro que acompañaron a estos niños en la muerte.
Texto: Eduardo Pautassi – Arqueólogo, Conservador del MdA y CPA IDACOR
Fotografía: Paloma Laguens – IDACOR – Reserva Patrimonia
Diseño: Florencia Bacchini – Área Comunicación
Producción General: Soledad Ochoa – Reserva Patrimonial – Eliana Piemonte – Área Comunicación
Asistencia de Producción: Camila Aimar –IDACOR – Reserva Patrimonial – Agustín Ramírez –Reserva Patrimonial – Iara Angaroni – Área Recepción