Pieza del Mes de marzo: Placa Grabada

Se trata de una pieza de piedra encontrada en el valle del río Epuyen, en la provincia de Chubut. Según diversas investigaciones, los grabados de estas placas habrían permitido la transmisión visual de información entre las poblaciones cazadoras- recolectoras que las produjeron y utilizaron. 

La Pieza del Mes pertenece a un conjunto de artefactos líticos de superficies planas y espesor pequeño, de diferentes formas y tamaños, decorados con diseños grabados, que se ha clasificado como “Placas grabadas”. En general, estas piezas fueron elaboradas sobre rocas blandas y no se conoce aún si tuvieron funciones práctico-mecánicas. 

Los estudios sobre las placas grabadas atraviesan la historia de la arqueología argentina desde sus inicios hasta el presente. A lo largo del tiempo, las y los investigadores han ido señalando la existencia de similitudes entre los motivos grabados en las placas y los del “Estilo de grecas” del arte rupestre pampeano-patagónico.

De acuerdo a los especialistas, las recurrencias de diseño indicarían la presencia de reglas de ornamentación y/o codificación que permitirían la transmisión visual de información entre las poblaciones cazadoras- recolectoras que las produjeron y utilizaron. 

Al presente, se dispone de información sobre más de 180 ejemplares de placas de los últimos 2000 años, provenientes principalmente de Patagonia y Pampa y, en menor frecuencia, de Sierras Centrales, Cuyo, NOA y NEA.

Las placas grabadas: Arte y geometría para perdurar

Estudiando las características de diseño y las técnicas que se utilizaron en el grabado de estas placas se ha propuesto que los diseños no están estandarizados o lo están en baja proporción. Esto se conoce como una función comunicativa de baja redundancia, en procesos donde la función ornamental tiene reglas laxas. 

Sin embargo, en estas placas está presente un “repertorio” de diseños que permiten establecer vínculos interregionales, que son confirmados con diversas líneas de evidencia arqueológica. Es decir, estamos hablando de códigos compartidos donde hay “redes de comunicación visual” presentes en estos objetos.

Algunas de estas placas pueden haber viajado por los paisajes pampeano-patagónicos habitados por sociedades que mueven sus residencias a lo largo del año, incluso cientos de kilómetros.  Esto se ha evidenciado por la utilización de materias primas líticas locales y no-locales, a lo que se suma que los hallazgos de estas placas grabadas se han dado tanto en lugares de actividades domésticas como de actividades específicas.

El estudio de las placas les ha permitido a los y las arqueólogas la identificación de elementos específicos de índole más detallada y sutil (por ej. ciertos tipos de motivos), que muestran que en algunos casos hay predominio de contactos entre zonas próximas (esperable en interacciones frecuentes y directas) y en otros entre zonas no-vecinas (esperable en interacciones a larga distancia).

Lenguajes y paisajes compartidos

La Pieza del Mes fue encontrada en el valle del río Epuyen, en la provincia de Chubut, donde se ha desarrollado una tendencia abstracta geométrica compleja para el arte rupestre, y en esa zona en particular una variedad regional denominada “Modalidad del Ámbito Lacustre Boscoso del Noroeste de Patagonia”. 

Este arte, presente tanto en la zona cordillerana como en la estepa patagónica, se encuentra inclusive en la costa atlántica, mientras por el sur sobrepasa los 47° latitud sur. Esta amplia distribución ha sido referida como producto del crecimiento demográfico y de los sucesivos desplazamientos humanos que se produjeron durante esos momentos en la Patagonia. 

En las placas grabadas, los trazos lineales rectos, cortos junto a líneas de patrón escalonado-almenado-zigzag —que son las que definen a las grecas, figuras que dan nombre al estilo— suelen estar combinados con motivos de círculos simples y concéntricos. En este estilo hay una baja incidencia de motivos figurativos.

En particular esta placa que es la Pieza del Mes, clasificada como arte mobiliar, se suma a otras placas de una gran variedad de materiales —entre los que destacan el hueso, la roca y la cerámica— todos decorados y compartiendo una misma expresión plástica, que se encuentra en diferentes sitios arqueológicos desde el bosque hasta la estepa, incluyendo los territorios de Argentina y Chile.

Esta placa forma parte de la Colección Alemandri, donada en la década de 1940 por Próspero G. Alemandri al Instituto de Arqueología, Lingüística y Folklore, institución que posteriormente se transformó en el actual Museo de Antropologías. Hoy la colección se encuentra en la Reserva del Museo y está compuesta por aproximadamente 700 objetos (como bolas de boleadora, hachas, placas grabadas, pipas, torteros y vasijas, entre otros), la mayoría de los cuales son líticos y provienen de diversos lugares de la región patagónica, así como también de las provincias de La Pampa y de Buenos Aires.

Texto: Roxana Cattáneo – IDACORMuseo de Antropologías

Fotografía: Paloma Laguens – IDACORReserva Patrimonial

Diseño: Florencia Bacchini – Área Comunicación

Equipo de trabajo: Soledad Ochoa – Reserva Patrimonial – Eliana Piemonte – Área Comunicación – Camila Aimar –IDACOR –  Reserva Patrimonial – Agustín Ramírez –Reserva Patrimonial – Iara Angaroni – Área Recepción

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