Bajo la consigna “Mamás que Buscan”, la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI) presentó el 2 de marzo, en el Museo de Antropologías de la UNC, el Programa Nacional sobre el Derecho a la Identidad Biológica.
La actividad contó con la presencia de Claudia Carlotto, coordinadora de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI); María Gracia Iglesias, coordinadora del Programa Nacional sobre el Derecho a la Identidad Biológica; la antropóloga Ludmila Catela Da Silva, el testimonio directo de una de las mamás que buscan, Mónica Ruz y como invitada especial la Abuela de Plaza de Mayo de Córdoba, Sonia Torres.
En un clima de una necesaria escucha y contención se presentó esta compaña del Programa Nacional sobre el Derecho a la Identidad Biológica que funciona en el ámbito de la CoNaDI. En este marco se aborda la problemática de la vulneración del derecho a la Identidad para casos no vinculados a los crímenes de lesa humanidad.
El Programa recibe a todas las personas nacidas en Argentina que desconocen sus orígenes biológicos sin distinción de su fecha de nacimiento, y a las madres que buscan hijas o hijos nacidos en Argentina y de quienes fueron separados al nacer.
Ludmila Catela Da Silva fue la encargada de dar la bienvenida y celebrar que el Museo de Antropologías de la UNC, en compromiso permanente con las luchas sociales, políticas y culturales, sea la casa elegida para la presentación de esta importante campaña.
Además, remarcó la trascendencia de que esta Campaña se desarrolle en el marco del Programa Nacional sobre el Derecho a la Identidad Biológica, que funciona en el ámbito de la CoNaDI. “Muchas personas conocemos muy bien la lucha emprendida por Madres y Abuelas de Plaza de Mayo en la búsqueda de sus hijxs desaparecidxs y sus nietxs apropiadxs”, dijo. “Ese legado ha permitido sin dudas, abrir otras búsquedas dolorosas, ha posibilitado a partir de la Ley de Identidad el reclamo de hombres y mujeres sobre su origen biológico, pero también posibilitó, dio un marco y un piso firme, para que las personas hayan podido preguntarse, frente a la duda, sobre sus familias de origen y que las Madres, que fueron separadas de sus hijas o hijos, hayan podido romper los silencios familiares y secretos sociales”.
“Este Programa viene a reparar, a escuchar, a acompañar a muchos y muchas que han luchado solos y solas durante años. Que el Estado genere mecanismos y espacios como este Programa habla de un compromiso con la lucha por los derechos humanos de todos y todas”, enfatizó la antropóloga.
Creemos en su palabra
La Campaña “Mamás que buscan” trabajará en las distintas provincias del país, con el fin de que todas las madres afectadas por esta problemática se acerquen a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad y registren su caso para impulsar la búsqueda.
Así lo aseguraron Claudia Carlotto, coordinadora de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI) y María Gracia Iglesias, coordinadora del Programa Nacional sobre el Derecho a la Identidad Biológica.
Quienes remarcaron que el apoyo que brinda el Programa es confidencial y totalmente gratuito. «El derecho a la identidad debe estar siempre garantizado por el Estado». El único requisito que se le solicita a la madre que busca y/ o denuncia el robo de su bebe en el momento del nacimiento, es realizar una declaración jurada. «Porque creemos en su palabra. Con su testimonio nos basta», aseguraron. A su vez comentaron que el Programa cubre todos los costos de los análisis de ADN correspondientes y que también se cruzan los datos con el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG).
Además, durante la actividad, presentaron a todo el equipo especializado que trabaja en los diferentes territorios, realizando un trabajo de contención y búsqueda profesional para el acompañamiento de cada madre que busca. «Es necesario que toda la sociedad cordobesa acompañe esta campaña«, pidieron.
«Las madres no deben sentir vergüenza de sus historias. Nadie las debe estigmatizar. Se debe terminar con este tipo de violencia de género. Deben empoderarse y ejercer el derecho legítimo de revincularse con sus hijxs. Actualmente existen más de 20 mil personas que se encuentran buscando los verdaderos orígenes», dijo Claudia Carlotto, hija de Estela de Carlotto.
Por su parte, la coordinadora del Programa Nacional sobre el Derecho a la Identidad Biológica, María Gracia Iglesias, destacó la necesidad de que el programa tenga un alcance federal: «Hay que salir a buscar a las madres, no podemos quedarnos esperando en una oficina. Por eso esta campaña, que busca recorrer todo el país para que más buscadores y, sobre todo, madres puedan acercarse y empezar a resolver esa situación de dolor de hace tantos años. Hay que caminar las provincias».
La presentación contó también con la presencia especial de Sonia Torres de Abuelas de Plaza de Mayo Filial Córdoba, quien en distintas ocasiones recibió el cariño y el cálido aplauso del público presente.
También asistió el Secretario de Derechos Humanos del municipio de Córdoba, Guillermo Ruibal. A su vez, se hizo presente Miguel Ceballos del Juzgado Federal Nº 3; Tamara Pez, de la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia de Córdoba, y personas de diversas organizaciones de la sociedad civil, que nuclean a personas en busca de su identidad de origen.
Sobre el final, María Gracia Iglesias expresó: «Córdoba tiene que ser ejemplo del trabajo en conjunto y articulado que se necesita para encarar esta compleja tarea, y ahorrar así energías y esfuerzos».
Latidos del corazón
Uno de los momentos más emotivos de la presentación, fueron las palabras que expresó la antropóloga Ludmila Catela Da Silva: «Mientras escuchaba las dolorosas historias, pero también llenas de esperanzas, de Marta Pérez, Ester Hulblich y Mónica Ruz (en los videos compartidos en la página web del Programa), pensaba en el entramado social que se teje por detrás del robo, apropiación y adopción ilegal de un bebé. Y cómo esa práctica, que se ha desarrollado sistemáticamente en este país a lo largo de las décadas, es el antecedente de la apropiación de bebés durante la dictadura. Esa red de médicos, enfermeras, parteras, jueces de paz, religiosos, familias que ocultaban el origen de esas personas, etc. fue generando prácticas, aceptadas como “legales” cuando eran “ilegales”; como razonables acciones detestables; como silencio, secretos y tabúes familiares para sostener el respeto y el honor de la familia”.
“En el robo, la apropiación, la adopción ilegal de esos bebés, cada historia es única y da cuenta de situaciones límite vividas por estas mujeres, que no deben repetirse, ni silenciarse más. Así como el Estado asume esta política de reparación, recuperación y acompañamiento de las “Mamás que buscan” y de los hijos e hijas que también buscan; cada uno y una de nosotras debemos ser portavoces de esas luchas, involucrarnos, ayudar y difundir. Y sobre todo propiciar acciones y sensibilizar para que los secretos y silencios familiares o de redes de amigos o de vecinos se rompan y puedan también aportar las piezas sueltas de los rompecabezas generados a partir de estas prácticas humanas detestables, que nos hacen enfrentarnos, por un lado, a la maldad humana, esa que preferimos no ver. Pero, por el otro lado, a la solidaridad, a aquellos que un día rompen el silencio, corren el velo de la mentira, ayudan y abrazan”.
“Mamás que buscan, en las palabras de Mónica, Ester y Marta, mujeres que se sobrepusieron al dolor, que no aceptaron las mentiras, que dudaron de las certezas científicas “su bebé nació muerto”, que en realidad eran mentiras médicas; que enfrentaron los tabúes y secretos familiares, son madres llenas de coraje, de luminosidad, de amor.
Mientras las escuchaba pensaba en cuánto sus cuerpos soportaron al enfrentar sentimientos tan contrapuestos como la alegría del nacimiento de sus hijos, el extremo dolor de la pérdida (robo), el duelo procesado por años frente a la mentira y la búsqueda una vez que la certeza de la vida de ese bebé se coló en sus vidas. Cuánto aguanta un cuerpo, me pregunté. En estas madres es la fuerza de la búsqueda lo que las sostiene.
Ahí recordé que una vez leí un trabajo maravilloso que hizo el artista francés Christian Boltanski, llamado Archivo de Corazón, que es un reservorio mundial de latidos de corazón de personas de diferentes latitudes, edades, condiciones sociales y culturales.
Este archivo, almacena los latidos como huella primera, indiciaria y final de la existencia de cada individuo señalando en la suma, tanto la singularidad de lo humano como su semejanza, destacando con esto la condición humana en su sentido vital básico, más allá de las distancias culturales o sociales.
Imaginé que este Programa podría albergar y guardar, además del ADN, el latido de cada una de estas mamás que buscan como un símbolo de la reparación que ellas y sus hijos merecen pero también como un símbolo del daño que otros y otras ocasionaron en esos cuerpos. Que cada mamá pueda grabar su latido, esa huella única y que los bebés escuchan desde la panza. Sé que lo que estoy diciendo puede sonar un tanto naif, frente a tanto dolor. Pero ese dato indiciario, esa alteridad en cada latido, es lo que los testimonios de Mónica, Ester y Marta transmiten, que nos indican la fuerza que late en esas vidas buscadas, no la de las muertes inventadas como excusa para separar a esas madres de sus hijos. Esto genera esperanza frente a tanto dolor. Trazos de poesía, diría, frente a tanta maldad».
En ese clima, la antropóloga valoró que el Estado argentino diga Presente, junto a las Mamás que buscan, mediante este Programa Nacional sobre el Derecho a la Identidad Biológica; afirmando, una vez más, el Derecho a La Identidad. Y leyó un fragmento de la antología poética, de CARLOS PIERA, En los ojos del día:
«Superar exige asumir, no pasar página o echar en el olvido. En el caso de una tragedia requiere, inexcusablemente, la labor del duelo, que es del todo independiente de que haya o no reconciliación y perdón. El duelo no es ni siquiera cuestión de recuerdo: no corresponde al momento en que uno recuerda, un recuerdo que puede ser doloroso o consolador, pero patentiza su ausencia».
«En este sentido, la cuestión es no dejar en soledad a quienes viven esa ausencia, sino asumir el compromiso de hacer nuestra, la existencia de ese vacío. Vacío que sin duda dejará de existir el día que esas madres que buscan puedan abrazar a esos hijos e hijas que también buscan. Ese encuentro nos dará la posibilidad como sociedad, de pensar que la condición humana puede y debe ser mejor».
Sumate a la búsqueda
Las personas que deseen registrar un caso o aportar información, pueden comunicarse con la CoNaDI llamando al 0800-222-266234, o enviar un mail a: identidadbiologica@jus.gob.ar o conadi@jus.gob.ar
Texto y fotos : Irina Morán
Área de Comunicación – Museo de Antropologías.