Como todos los años en Córdoba, durante el mes de agosto, se celebra a la “Pachamama” o “Madre tierra” de diversas maneras, en gratitud y con el deseo de honrar la tierra que nos cobija y alimenta. En este contexto, desde el Área de Educación del Museo de Antropologías de la UNC, el 1 de Agosto de 2024 se trabajó de manera conjunta con el Instituto Educativo Nuestra Señora de las Mercedes de la localidad de Unquillo, donde se realizó un taller y se exhibió parte de la muestra: Somos parte de esta tierra.
La actividad estuvo dirigida a los tres cuartos grados de esta escuela de Unquillo, que representa una totalidad de más de ochenta alumnos y alumnas. De manera previa, los niños y niñas de cuarto grado, con sus respectivas docentes, habían estudiado las características singulares del Museo de Antropología de la UNC, para preparar una serie de preguntas que fueron respondidas a lo largo del taller. ¿Quién y cuándo se fundó el Museo de Antropologías?¿ Qué tipo de objetos se exhiben en el Museo? ¿Qué significa armar una colección? ¿Qué características tiene un Museo universitario? ¿En sus expediciones, alguna vez los antropólogos encontraron oro?
Luego de esta lluvia de preguntas, Silvia Burgos y Gabriela Pedernera, explicaron de qué se trataba la muestra: Somos parte de esta tierra, donde se exhibieron panales que aludían a problemáticas socio-medioambientales como: El agua. El fuego. La tierra. Y la importancia de trabajar por el equilibrio y buen vivir en nuestro planeta.
Fue emocionante, a su vez, escuchar a muchos niños y niñas recordar los impactos que causó la inundación en Sierras Chicas, durante febrero de 2015. “Yo tenía sólo un año en el 2015, pero mis padres me cuentan que nuestra casa se inundó”, fue una de las intervenciones que se escucharon en referencia a este triste episodio, ocurrido en esta zona. También recordaron los incendios del 2020 donde el fuego arrasó más de 145 mil hectáreas, dentro del corredor serrano, que en Córdoba incluye las Sierras del Norte, Cumbres de Gaspar, Sierras Grandes, Sierras Chicas y las Sierras del Sur.
En ese marco, se habló sobre el cuidado y acceso al agua potable como un derecho; los incendios intencionales; el desarrollo de las autovías y sus impactos ambientales; así como el reconocimiento de los derechos y creencias culturales de pueblos y comunidades originarias de la provincia de Córdoba.
Un símbolo de armonía y resistencia
Otro momento que generó mucho interés fue la explicación de todo lo que significa la bandera Wiphala. Las educadoras guías del Museo explicaron que la Wiphala es considerada un símbolo de la presencia de los pueblos originarios, de esta parte del sur del continente
A lo largo del taller, contaron que la bandera está formada por siete colores dispuestos en cuarenta y nueve cuadrados iguales, colocados de manera equitativa. Y si bien sus orígenes pueden estar asociados al país vecino de Bolivia, su uso y existencia se ha generalizado en todo el territorio latinoamericano, encontrándose en ámbitos urbanos y actuales.
Conocida también como la «bandera de la diversidad», explicaron, este símbolo originario se lo suele ver que flamear en diferentes lugares: instituciones, escuelas y muchas veces es utilizado por diferentes colectivos sociales, que eligen la wiphala como símbolo de resistencia y presencia ante conflictos que aluden a la falta de reconocimiento de derechos, la desigualdad social, conflictos relacionados con la identidad o la invisibilización. “La bandera wiphala, con sus colores, nos demuestra una concepción equilibrada e integral del buen vivir, donde ninguno es superior a otro”, explicaron.
La Wiphala está formada por siete colores que se repiten de manera simétrica a través de cuadrados de igual tamaño y cada color tiene un significado. Según dos amautas (guías en espiritualidad y sabiduría andina) en una actividad desarrollada por el Ministerio de Educación de la Nación en el 2017, explican el significado de cada color de la siguiente manera:
- Rojo: es el contacto con la Pachamama; representa a lo tangible, el Kay Pacha, a los Runas (hombres andino amazónicos), hijos de la Tierra; representa a la raíz ancestral, a la identidad. Al desarrollo cultural y a la cosmovisión indígena originaria. Los saberes de la Tierra y del Cosmos transmitidos por los Apus y los Ancestros.
- Naranja: representa a la memoria oral de nuestra cultura, las escuelas, casas del saber. A los ayllus (comunidades), a la medicina ancestral y a la sanación del cuerpo físico, psicológico y espiritual.
- Amarillo: representa al Espíritu Ancestral que está en todas las cosas; a las cuatro virtudes del hombre andino: Munay (amor incondicional), Yachay (sabiduría), LLank´ay (trabajo alegre y con pasión) y Kamay (creatividad). Y a la dualidad de energías, opuestos complementarios, al equilibrio que produce vida.
- Blanco: representa a la evolución, al desarrollo intelectual, a la ciencia y la técnica que acompañan los procesos de la naturaleza, al buen vivir. Es el desarrollo personal que no se concibe si no es también comunitario. También representa al trabajo artesanal y al ayni (reciprocidad).
- Verde: representa a la naturaleza, a los frutos de la tierra, el trabajo del campo, a la economía comunitaria autosuficiente, a la abundancia de alimentos, de minerales, a Yaku Mama (Madre Agua).
- Azul: representa al mundo cósmico, al universo, las entidades y energías del Cosmos, a la Chakana (Constelación Cruz del Sur), al sistema Matemático fractal.
- Violeta: representa a los Ayllus, Markas y Llajtas (comunidades, regiones y naciones), al Inka como la expresión de la evolución y el poder político y comunitario del Tawantinsuyu. Representa a todas las organizaciones comunitarias sociales de desarrollo y dirección gubernamental.
Además, si se unen cuatro Wiphalas en un centro común con un determinado alineamiento de colores, se forma la Chakana (Chaka Hanan, Cruz del Sur), puente al mundo espiritual, al Cosmos.
Las Córdobas del futuro
Después de observar los diferentes mapas de Córdoba a los que alude la muestra, con distintas problemáticas socio-ambientales, las y los alumnos de cuarto grado del Instituto Educativo Nuestra Señora de las Mercedes de Unquillo, trabajaron de manera grupal y en mesas redondas. A través de la producción de distintos collages, cada grupo dibujó la silueta de una Córdoba, donde pintaron y expresaron los deseos relacionados a la importancia de la armonía y el buen vivir con la Pachamama o Madre Tierra.
En la mayoría de las Córdobas que presentó cada grupo, predominó el deseo de cuidar el medioambiente, donde la presencia de la naturaleza se veía en mayor equilibrio. En algunas Córdobas que habían imaginado de manera colectiva, también se hizo alusión a la advertencia o rechazo por la contaminación del agua o los incendios intencionales que ha sufrido el territorio provincial en los últimos años.
Este tipo de experiencias dan cuenta del alcance del Museo de Antropologías en otros territorios y localidades del interior de Córdoba, cuando se articulan diferentes instituciones. Cuando los museos y las escuelas comparten saberes se multiplican las prácticas del buen vivir, en sus diferentes sentidos.
Taller: Gabriela Pedernera, Silvia Burgos del Área de Educación.
Texto : Gabriela Pedernera, Irina Morán
Fotos: Irina Morán Área de Comunicación – Museo de Antropologías de la UNC
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80+10. Antropologías en Córdoba
Fuentes: La wiphala: símbolo de la vida en armonía