En esta entrevista, Fabiola Heredia, directora del Museo de Antropologías habla sobre los impactos que genera la violencia de género. Rescata los avances conquistados en Argentina en materia legislativa, pero señala las dificultades concretas que aún persisten para proteger a las víctimas. A su vez, brinda testimonio sobre el caso de acoso que sufre de manera personal desde hace diez años y subraya el valor de la antropología como disciplina que le da lugar al conflicto y a la comprensión.
Durante la jornada del 25 de noviembre de 2024, con motivo de del DÍA INTERNACIONAL DE LA ELIMINACIÓN DE LA VIOLENCIA CONTRA NIÑAS Y MUJERES, desde el Museo de Antropologías de la UNC, el multimedio SRT realizó una programación radial en vivo. En ese marco, durante el programa “Atardecer de un día informado”, conducido por Luis Zegarra, Gregorio Tatián y Débora Brizuela, Fabiola Heredia brindó una completa entrevista.
Nunca es suficiente
Al comienzo del diálogo, la directora del Museo, señaló que desde hace más de una década en el país, todos los años se llevan a cabo por lo menos tres marchas en contra de la violencia de género: el 8 de marzo, el 3 de junio y el 25 de noviembre. Sin embargo “nunca es suficiente”,sentenció. “Este 2024, ya se contabilizaron 212 femicidios en Argentina. Y como recién decía Débora Brizuela, esta bandera que se observa desplegada en el museo, entregada por el colectivo de Ni una Menos, nos estremece porque tiene tres pisos de altura, se pueden leer los nombres de las mujeres asesinadas hasta el 2023 aquí en Córdoba”.
Un grito sordo
“Decimos que nunca es suficiente, porque parece ser como un grito sordo. Qué pedimos: ¡Que no nos maten! Tan simple como eso y tan complejo a la vez, en una sociedad que genera condiciones para que estas cosas puedan pasar, porque de otra forma no se puede decir. Si bien tenemos un acervo legal muy potente en Argentina, en los últimos 20 años se constituyeron un montón de regulaciones, un marco normativo modelo. Aunque también podemos decir que, sí vemos que todo lo que tiene que ver con el aspecto operativo, la aplicabilidad, las administraciones, todavía sigue siendo una gran falta”.
Lo personal es político
«Esta mañana cuando me hicieron una pequeña entrevista sobre esto, les hablaba que en antropología se habla del Estado fetiche o la gran máscara del Estado. El Estado teatro, que es todo eso que nos hace pensar que el Estado está funcionando, sobre todo con los marcos regulatorios, pero que fácticamente no. Y esta mañana estaba muy nerviosa. La verdad que no lo había ligado con nada, pero recién hice presente que en mi caso personal: yo tengo un acosador hace diez años en esta universidad, que ha sido un estudiante mayor que yo y que efectivamente se hicieron todas las denuncias. Yo he hecho todo lo que tenía que hacer, pude también distanciarme de eso y llevar los papeles como si fuera mi propia agente administrativa, y sin embargo eso no tiene solución.
Entonces lo traigo en lo personal para también hacerlo presente. Me parece que es importante ejemplificar por qué es que no funcionan las normas. O sea, esas normativas existen, pero son vacuas cuando caen en el sistema judicial. Quizás una puede tener una buena sumariante que tome la denuncia, puede tener incluso hasta agentes policiales formados para eso, pero llega a las instancias más elevadas y eso no tiene vuelta».
¿Dónde se materializa la violencia?
Fabiola Heredia precisa que “el cuerpo es el lugar donde se materializa la violencia. Y a veces de formas muy sutiles, muy implícitas”. En relación a lo que sucede dentro de la Universidad Nacional de Córdoba, la directora del Museo expresa que se hacen grandes esfuerzos por erradicar la violencia de género.
“Tenemos programas de investigación de los temas más variados que se les puede ocurrir. Lo que todavía queda es cómo hacer un salto entre lo que decimos y producimos intelectualmente. Ese conocimiento que se formula en los espacios de investigación, nuestra universidad es muy prolífica en ese sentido, para después llevarlos a la praxis, a la acción, que creo que es ahí donde todavía nos falta. Nos falta porque quizás nos falta preguntarnos: ¿Quiénes somos, qué hacemos? ¿Por qué ocupamos estos lugares? Cuando yo les contaba esto de recién, yo ocupo un lugar, una dirección de un museo, no soy invisible, y así todo, diríamos, soy invisible. ¿Entonces, qué lugar les queda a otras personas? ¿Muchas veces me lo pregunto, qué lugar le queda o qué lugar le ha quedado a cada una de estas mujeres que están nombradas acá, que no pudieron ser escuchadas?
Por qué nosotras lo decimos de una y de mil formas. Entonces no tengo explicación para hablar sobre cuál es ese precipicio que se abre entre lo que producimos intelectualmente, que es muy cerrado, muy escuchable, muy difundido, que rápidamente genera adhesiones, que tenemos complicidades, que parece ser que todo funcionaría, y después efectivamente no. Me parece que todavía falta fortalecer el aspecto más bien procedimental para que estas cosas funcionen”.
La mirada “progre” de las cosas
Fabiola Heredia señala “que muchas veces la mirada progresista nos juega una mala pasada. Porque pensamos que vamos en un camino evolutivo, esto lleva a un progreso indefinido y a un desarrollo de las cosas que claramente la realidad nos demuestra que no es así, que efectivamente, así como los romanos cortaban la cabeza y tomaban la sangre en el cráneo de los vencidos, nosotros seguimos matando mujeres. ¿Entonces, no tiene que ver con una cuestión de tiempos, porque a veces se escucha esto “¿Cómo puede ser que en pleno siglo bla, bla, bla, sigamos así?” Y en realidad esa mirada progresista nos enceguece, porque en realidad la realidad da cuenta de que no es así”.
¿A quién elegimos cuando votamos?
Fabiola Heredia observa con preocupación los últimos resultados electorales. “Entonces, aún a pesar de que un montón de gente que no quería que las leyes de género estén en vigencia, aunque tengamos más de una decena de leyes desde el año 2000 a esta parte, de los 90 a esta parte. También podríamos pensar en la ley del voto femenino, allá en los años 40, y después un gran salto hasta que aparece este gran acervo legal, pero esas leyes tienen que estar sostenidas por administraciones estatales, con empleos en blanco, con trabajadores de planta. Es decir, no basta con personas contratadas que engrosen el sistema estatal y que a la primera de cambio eso desaparezca rápidamente. Entonces, creo que estamos ante eso”
“En el marco de la universidad tampoco se genera ningún tipo de garantía. Me parece que no hacemos los esfuerzos suficientes para ver los márgenes de maniobras que tienen los sistemas legales, ¿sí? A veces me dicen: lo que pasa es que la universidad tiene autonomía. En lo personal, desde mi lugar de gestión, todo el tiempo estoy tratando de pensar los márgenes de maniobras ¿Qué es lo que más puedo hacer? Muchas veces al límite de lo legal, porque si me ato a lo legal, esas leyes han sido formuladas en un sistema patriarcal donde en todo el mundo, no solamente acá, en todo el mundo las mujeres están en condiciones de desigualdad, en todo el mundo, las mujeres y otros colectivos sexo-généricos. Entonces cada persona en el lugar que ocupa…, es repensarnos, ¿no?”
Aportes de la antropología frente a la violencia de género
A final de la entrevista, Fabiola Heredia explica que el disciplina antropológica aporta una perspectiva humana de los sujetos. Es decir, intenta explicar “desde qué lugar las personas piensan lo que piensan, cómo es que están construyendo su mundo, qué es lo que están pensando, sintiendo, viviendo”.
“Desde la antropología se puede dar cabida a otras cosmovisiones, a otras experiencias para poder tratar de pensar políticas públicas que estén más a tono de lo que la gente necesita. Fundamentalmente, el gran aporte de la antropología, es que sí se le da un lugar al conflicto”.
“A veces querríamos sociedades más armónicas, donde no es difícil pensar a la violencia como otra forma de relacionarnos socialmente, porque la violencia es eso fundamentalmente. Es otra forma de relación social cuando sentimos que todo está agotado”.
“Quiere decir que podemos brindar algunas herramientas para que no todo esté agotado. Es decir, cuando llega la escena de que, en una pareja heterosexual, un compañero, siente que lo único que pueda hacer para no vivir más un sufrimiento, es matar a la persona con la que está, quiere decir que se nos acabaron las herramientas.
Entonces, a eso se dedica la antropología: a tratar de dar cuenta cuáles son esos sentidos que están puestos en las acciones para poder hacer un mundo un poco más llevadero, porque por lo menos conocemos qué es lo que está viviendo cada persona. No desde el lugar de la psicología, del comportamiento, sino fundamentalmente desde cómo hemos construido nuestro mundo culturalmente”.
Fabiola Heredia: Licenciada en Ciencias Políticas, Magister de Antropología
y la directora de este Museo de Antropologías de la FFyH- UNC.
Escuchar la entrevista completa aquí:
Texto y Diseño: Irina Morán – Florencia Bacchini.
Área de Comunicación – Museo de Antropologías de la UNC.